-Dime Javier
-José Antonio no ha gritado mi nombre, aún no ha terminado sus faenas
-Pero eso no puede ser. La Nada avanza, ya casi no nos queda un lugar donde refugiarnos. ¡Tiene que gritar tu nombre!
-Pero emperatriz infantil, no lo he visto, no sé cuando terminará
-Da igual, tiene que gritar tu nombre pronto. No puedes seguir emborrachándote a cara perro en el Caballo Blanco mientras la gente normal se va a las fiestas de los pueblos a divertirse. Tú eres una flor que aún no está marchita, no te contagies de tus allegados porque ellos juegan en otra división.
-Pero son mis amigos...
-Si Javier, son tus amigos para cenar, pero no pidas peras al olmo.
-¿Y si José Antonio no grita mi nombre?
-Si José Antonio no grita tu nombre, la Nada nos comerá, nos sumergiremos en una vorágine de desidia, el mundo que tú conoces tal y como es dejará de existir. Si la Nada nos devora, olvídate de trasnochar, de relacionarte con los demás, de poder saludar a todo el mundo. Si la Nada nos come saldrás al vermú, a pasear los niños de los demás, a hacer deporte e incluso madrugarás los domingos.
-Si la Nada nos devora, nada quedará, ni ilusión ni ganas de vivir.
-Por eso Javier, José Antonio debe gritar tu nombre
-José Antonio, no tardes más. Grita bien fuerte
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COMO CRITIQUES TE CAPO. MÁS TARDE O MÁS TEMPRANO SABRÉ QUIEN ERES