lunes, 20 de diciembre de 2010

UN DÍA REDONDO

Todo indicaba que hoy viviría uno de esos días mágicos que todo hombre tiene en su vida. Viajecito a Andorra por la mañana y por la tarde tocada de huevos, nada fuera de lo normal. Todo iba bien hasta que al intentar salir de la zanja donde me encontraba metido oí un sonido que me recordó a cuando rasgas algún trapo.

Sin dudarlo bajé la mirada a mi entrepierna y allí vi a mi viejo amigo Simón acompañado de sus viejas amigas Lola y Verónica. Miré al cielo pero le agradecí que me hubiera puesto la mudica limpia esa misma mañana como  lunes que correspondía (si hubiera sido viernes no respondo de lo que se hubiera podido ver). Tenía en mi entrepierna un agujero del tamaño de la palma de mi mano, pero con toda la palma estirada. Porca miseria.

Nada grave hubiera sido sino hubiera acudido a Andorra con mi señor jefe que se rió a carcajada limpia mientras yo intentaba tapar mis vergüenzas.

Pero si solo hubiera quedado ahí, todo estaría dentro de la normalidad. Pero al pasar por Lécera, unos señores muy amables vestidos de verde me indican que pare y que aparque. Sonriendo bajo la ventanilla y mientras el señor agente me indica que pare el coche veo como su mirada se dirige a mi entrepierna. Con una leve sonrisa le pregunto que qué ocurre, a lo cual me responde que es una revisión de documentación.

Me pide más papeles de los que cualquier coche tiene, y al no encontrarlos y dada mi situación, me pongo nervioso y me empieza a temblar la voz y las manos. Ya no encuentro ningún papel, me indica con una sonrisa que es ese papel verde pequeño que tengo entre mis... piernas, pobres piernas desnudas.

Y así es como murieron mis últimos pantalones de pana, ahora si, queridos reyes magos ya sé lo que quiero para  el nuevo año, no una mujer sino unos pantalones de pana que son más abrigos y siempre te tienen caliente.

2 comentarios:

COMO CRITIQUES TE CAPO. MÁS TARDE O MÁS TEMPRANO SABRÉ QUIEN ERES