ADIOS AMY

Si a alguien debiéramos llevar flores a la puerta de su casa, no es ni al Rey ni a Aznar, gente que se aprovechan de los demás para beneficio propio, no es ni a los futbolistas ni a los toreros, que amasan grandes fortunas sin luego mover su dinero ni generar riqueza a los de su alrededor, tampoco se debería llevar flores a viejos actores que una vez estuvieron en la cima y que en sus últimos años vivieron como entrañables ancianitos,

Si a alguien debemos llevar flores es a Amy Winehouse, icono de una generación, una vida plagada de éxito metido en vena, niños y mayores la ven con envidia. Cuando uno empieza a elucubrar lo que haría si le tocaran 18 millones de euros, lo único que ve es a él mismo llevando la vida de Amy. Enganchada a todo lo enganchable, vivió sus años a tope, dándolo todo sin importarle el mañana.

Así le fue.