martes, 4 de agosto de 2009

UN NUEVO DRAMA OLVIDADO


Siempre os he contado la historia de cuando fui abandonado en un parque a merced de gitanos, pederastas o del hombre del saco. Pero el otro día alguien me abrió los ojos, tengo otra historia de abandono que había sido ocultada por mi subconsciente seguramente para no hacerme sufrir más. Paso a relatar los hechos, totalmente reales y sin ningún tipo de exageración.

Tendría yo por aquel entonces seis o siete años, era un niño casi tan guapo como el de la foto pero un poco más alto. Estaba yo jugando al fútbol con mi hermano, ese que me invitó a su boda un día después que al resto de su familia, debajo de mi casa. Mi hermano, que siempre se picaba si perdía, se enfadó conmigo y en un acto de rabia me pegó una soberbia patada en la rodilla. Yo, ingenuo de mi, no sabía el destrozo que me había causado. Arrastrando mi pierna como pude fui corriendo hasta mis padres para decirles lo que había pasado.
-Papá, mamá, no puedo andar. Me duele mucho la rodilla
-Ea ea, y súbete para casa que mira ya lo que has hecho.
Entre sollozos subí quejándome de que me hacía mucho daño la rodilla, pero mis súplicas de atención fueron en balde.

Al día siguiente me levanté con la esperanza de que mis dolores se hubieran pasado pero mi gozo en un pozo, seguía cojeando. Rápidamente, en un intento de captar la atención de mis padres fui arrastrándome hacia ellos.
-Papá, mamá, no puedo andar. Me duele mucho la rodilla
-Anda hijo, deja de hacer el tonto.
Ni un segundo más de atención recibí aquel triste día.

Llegó el segundo día y mi cojera persistía. Era un dolor profundo que me impedía doblar la rodilla. Más rápido que una gacela fui donde estaban mis padres para decirles que me seguía doliendo pero esta vez...
-Papá, mamá, no puedo andar. Me duele mucho la rodilla
-Anda, vete a jugar.
Para más inri, ese día me llevaron de paseo con mis tíos sin atender a mis súplicas. Mis tíos fueron las únicas personas que me prestaron algo de atención.

Al tercer día, como Jesucristo, el dolor era irresistible. Moviéndome solo con los brazos porque mi rodilla no me permitía mayor movimiento fui donde estaban mis padres.
-Papá, mamá, no puedo andar. Me duele mucho la rodilla
-Pues a ver si este hijo va a tener algo de verdad en la rodilla...¿Pero de verdad que te duele?¿No nos estarás engañando, verdad?¡Mira que como no sea nada!
-Alaaaaa jolines, ¡¡¡que es cierto!!!
Aún con la duda, fui llevado al hospital para que me miraran. El resultado no daba lugar a dudas.
-Su hijo tiene un esguince
-Ya lo sabía yo, esta mañana le ha pasado y en cuanto hemos podido hemos venido.
-Pero papá...
-Calla hijo o te doy

Y es que el amor de unos padres, no tiene precio

1 comentario:

  1. Ya decia yo que tardabas mucho en poner esta foto aqui...

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COMO CRITIQUES TE CAPO. MÁS TARDE O MÁS TEMPRANO SABRÉ QUIEN ERES