Nadie duda de que el cuerpo humano es sabio, recuerda las cosas buenas y hace que te olvides de aquellas cosas que te pueden hacer daño. Lamentablemente, siempre queda una copia guardada del dolor en el subconsciente, y de vez en cuando, aflora a la superficie para recordártelo.
Ayer, alguien tuvo la genial idea de, para hacer parejas para jugar a los dardos, hacer pies. Sin darme apenas cuenta mi mente se puso en guardia, algo había en esa trivial manera de hacer equipos que no me gustaba. Algo, en lo más profundo de mi ser, sabía que eso te iba a hacer daño.
Al principio fue gracioso, que si monta-cabe, monta-cabe, uis, no cabe, a volver a empezar, hasta que cupo. Y allí estaba yo, nuevamente, esperando ser seleccionado veinte años después. Mirando fijamente a los ojos del seleccionador, esperando ser elegido, pero sabiendo que a ti te dejan para el final. Igual que en el colegio para los partidos de fútbol, en esos momentos es donde se juega uno la honra y imagen personal. Uno tras otro fueron siendo elegidos y el grupo de gente iba disminuyendo hasta que sólo quedamos dos.
Y llegó el momento cumbre, lo que diferencia a los triunfadores de los vencidos, lo que eleva la auto estima a límites insospechados o te devuelve a una cruda realidad. Quedábamos solo dos. Seguramente, muchos de vosotros no sepáis qué se siente al ser elegido en último lugar, una sensación de alivio al saber que hay otro peor que tú al que nadie quiere. Seguramente, muchos de vosotros también desconozcáis que se siente al no ser elegido, la sensación de soledad y de no ser valorado por aquellos que se llaman amigos, esos que prefieren resultados antes que amistad.
Y entonces, piensas para tus adentros... ahora os vais a enterar de lo que vale un peine. Voy a hacer la partida de mi vida y nunca más seré el último en la lista. Y si la vida fuera una película, harías un partidón, cerrarías en cinco rondas, la gente primero asombrada correría a felicitarte, palmaditas en la espalda, vítores de alegría, manteos, copas gratis, chicas fáciles acercándose al olor de la victoria, el equipo contrario, donde juega el guapo del instituto, mirando asombrado, fisuras y discusiones en su equipo, tirando los dardos al suelo llenos de rabia, y al final, la chica guapa que estaba con el capitán del otro equipo, lo deja colgado y humillado y se acerca a ti porque en el fondo no eres tan feo. Entonces, te ciegas lleno de gloria y acabáis fornicando salvajemente en los baños del bar, delante de un espejo y al lado de un bidé.
Lamentablemente, la vida no es una película y quedas el último. Tu único consuelo es saber que nadie esperaba más de ti.
Cruz de vida
cupío...vidé... Mae mia, mae mia.
ResponderEliminarLo hago para que te entretengas... Ahora me avergüenzo de mi actitud
ResponderEliminar