domingo, 23 de mayo de 2010

¿QUÉ HAY DETRÁS DE CADA PERSONA?

Esta mañana iba paseando por los alrededores de Grancasa cuando he podido observar una imagen grotesca que me ha marcado de por vida. Un Mercedes, aparcado al sol, con todo cerrado y las llaves puestas. Al mirar con más atención al interior por ver si había algo para sustraer, en la parte trasera del vehículo he visto lo que nadie deseo que vea. Un tío con nariz aguileña, descalzo y sin camiseta, la espalda debido a los asientos de cuero totalmente roja, bocabajo y cerca de ahogarse en su propia inmundicia.

Un poco embriagado por la situación, he estado pensando... ¿cómo puede una persona caer tan bajo? ¿qué haría anoche para acabar durmiendo en el coche a 60º? ¿lo despierto o dejo que se muera de insolación? ¿tendrá una madre que se preocupe por él o es de los que se pegarían meses en un depósito de cadáveres esperando a que lo identifiquen? ¿ayudo al mundo dejando que muera?

En un gesto que me honra y pensando que podría ser yo, he hecho lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar. He abierto silenciosamente la puerta del coche y un hedor pestilente me ha recibido, mezcla de sudor, alcohol y un agudo olor a pies. Con el sigilo de un lemur le he sacado la cartera de su bolsillo. Inocente de mi, pensaba que llevaría algo de interés, pero a parte de un par de condones caducados, no tenía más que cinco euros.

Deseando salir de esa pocilga motorizada, le he salvado la vida. Le he dado un par de golpes para que se despertara y le he dejado los cinco euros para que se comprara un agua en los chinos. Antes de que recuperara la conciencia he desaparecido como ángel de la guarda suyo que soy. Ahora, espero que recapacite cuando lea esto, y que sepa donde está el límite del cuerpo humano. Yo ya lo encontré, ahora te toca a ti.

Bati(nombre ficticio), te he salvado la vida, ahora ya me debes dos.

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