Espectacular el espectáculo visto ayer en ese antro infernal que tenemos como morada. Volvió a brillar la magia, el temperamento, el saber estar. Fuimos los cinco integrantes del equipo, los únicos cinco que no tuvimos miedo de enfrentarnos a tan poderoso enemigo. Todos cayeron en la batalla, pero uno sobrevivió, fui yo.
Nadie confiaba en el maestro, ni mi propio maestro, y una soberana paliza les cayó, no una, sino dos veces. Me ceñiré a la partida de parejas que con gran ilusión volví a jugar con la capitana. Un generoso escote me recibió y hoy he de reconocer que siento cosas cuando la veo. Que alegría ejerce sobre mi cuerpo. Que saltos cuando ganamos abrazados como fanáticos jugadores. Que cuerpo tan blandito tiene. Que bragas tan bonitas.
Lamentablemente, ahora que he alcanzado mi máximo nivel se ha terminado la liga. Quizá vaya a Las Vegas a ganarme la vida como dardero profesional, pero no lo tengo seguro, no me gustan los aviones.
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COMO CRITIQUES TE CAPO. MÁS TARDE O MÁS TEMPRANO SABRÉ QUIEN ERES