Querido padre,
Ya tengo un día de vida, y aunque te parezca que he volado pronto del nido, vi en tu mirada que deseabas que saliera flotando de tu vida. No te guardo rencor por tus sentimientos, e incluso deseo que sigamos manteniendo una relación, aunque sea en la distancia.
Nada más salir de casa por la puerta de atrás, emprendí viaje hacia Cataluña. Tenía entendido que esa era tierra próspera y podría ganarme la vida, pero nada más lejos de la realidad. Desde mi llegada me han tratado como a una mierda, he vivido penurias, nadie me ha tratado como uno más del país. Pese a ello, estuve varios días entre ellos y conocí a muchos paisanos aragoneses, aunque también había cántabros, navarros, riojanos, castellanos y algún payés, aunque eran los menos.
Una vez en Cataluña sentí que la tierra se me hacía pequeña, así que he emprendido viaje hacia las américas, como hizo el abuelo. Espero hacer fortuna y no dejarme llevar por el oleaje. Mi destino es Brasil, pero nadie sabe donde nos llevará la marea.
Espero nos mantengamos en contacto, ya escribiré desde Brasil.
Un saludo de tu hijo José Alejandro Manuel
Hijo mío, nunca caminarás solo. Te mando un compañero para el viaje, para que no te sientas solo
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COMO CRITIQUES TE CAPO. MÁS TARDE O MÁS TEMPRANO SABRÉ QUIEN ERES