Después de empaparme durante semanas de las consignas sindicales y los cánticos contra el gobierno, hoy llegaba el gran día, hoy era mi primer día de huelguista, de huelguista general. Me he levantado a primera hora de la mañana, sobre las diez, me he equipado con la ropa más ligera y liviana que tenía y tras un copioso desayuno he decidido salir a la calle a ejercer mi labor de piquete informativo.
No niego que esperaba ver la gran mayoría de los comercios cerrados y a la gente gritando por las calles contra Zapatero pero lo que he visto me ha hecho comprender que mi presencia era necesaria en la calle. Pese a tener que comer todo el día de hoy pan de ayer porque pensaba que la panadera iba a cerrar he descubierto que estaba abierta. He entrado en la panadería y he cogido el pito y el megáfono y me he puesto a gritar que si esquirol, que si aquí trabaja una empresaria... Respuesta de la panadera, una colleja y me ha dicho que mañana hablará con mi padre. Y es que la labor del piquete se debe desarrollar en sitios donde no te conozcan.
Tras mi primer fracaso me he ido al centro, a la puerta del Corte Inglés. Decenas de compañeros y compañeras me esperaban allí con una sonrisa. Hemos gritado, hemos cantado, hemos entrado al Corte Inglés hasta que hemos conseguido que cerraran. ¡Qué algarabía hemos preparado! Orgullosos nos hemos ido pero tan solo al alejarnos veinte metros hemos oído como se abrían nuevamente las puertas. Angustiado e irritado he preguntado a los más violentos del grupo por acciones más serias o llamar a los antisistema, no solo tirar pasquines. Allí estaban el Chemi y el Vitaminas, dos viejos comunistas que corrieron delante de los grises, hoy llevan bastón, y me han comentado que en sus huelgas que no hay incidentes, que aquí solo se grita. Herido en mi orgullo he decidio abandonar el grupo y ejercer de piquete yo solo.
Caminando por el Paseo de la Constitución he escogido un bar. He entrado y le comentado al camarero. Hola buenas tardes, soy del sindicato y soy un piquete informativo. Te informo que o cierras el bar o te lo destrozo. He cogido un vaso de tubo y lo he hecho trizas en el suelo. De repente, decenas de personas me han gritado y me han zarandeado. Me he vuelto, y allí estaban mis compañeros sindicalistas, desayunando un café con leche y unos churros. Indignado, me he dirigido a ellos pidiendo explicaciones. Su respuesta... el estómago no entiende de huelgas.
Totalmente desarmado y sin argumentos me he ido a casa para prepararme para la manifestación. He ensayado las canciones típicas de huelguista, ¡había una vez una huelga una huelga! ¡Zapatero embustero! Como no sabía a que grupo unirme me he infiltrado entre las primeras filas de la manifestación. Hay que ver como se agarran los sindicalistas a la pancarta para salir en la foto. No me han dejado acercarme ni a diez metros para no hacerles perder protagonismo. Así que he empezado a cantar, yo solo contra Zapatero. Embustero ha sido lo más suave que le he llamado, que si haragán, que si ofensas hacia su madre, hacia la bravura de su padre, hacia sus hijas... y entonces me han llamado la atención. Que me estaba pasando, que Zapatero no era tan malo, que otros hay peores, que me fuera con los comunistas de la última fila a gritar esas falacias que allí eran todos afiliados socialistas.
Con talante positivo, me he dirigido a un lado, he cogido una bandera del sindicato, la he pisado y me he ido para casa. Yo no sé ser sindicalista.
Jajaja!!!!!Coger vacaciones no es lo mismo que hacer huelga, COBARDE!
ResponderEliminarTe mofas de todo lo que represente un movimiento social o una protesta pacífica. Ya te enfrentaste con Los Rosales y ahora con los sindicatos. ¿De que vas? Y encima por lo que comentan, y no me extrañaría, pretendes decir que has hecho huelga cuando has cogido ¡vacaciones! Opinas sin tener ni idea, apología de regímenes anteriores, prostitutas,...
ResponderEliminarSi el blog es el espejo del alma, a ti te hace falta Cristasol en vena.