Si alguna ilusión he tenido en esta vida ha sido que me pasara como a Marcelino Pan y Vino, y que cuando yo le hablara a Dios, Él me escuchara y me contestara.
Andaba yo por Fuentes de Ebro, un poco acalorado y a la vez aburrido, cuando me fui a dar una vuelta por los extramuros del pueblo. Trepé como una gacela hasta el repetidor de televisión y allí lo vi, en todo lo alto, con los brazos en cruz, observando el devenir del mundo.
Me acerqué, y le dije... hola. Solo me contestó el continuo canto de los grillos.
- Me llamo Javier, ¿y tú?. Sagrado Corazón de Jesús te han puesto en la placa. Jesús te llamaré yo.
- Es que estoy ahí abajo que estamos soldando unas way-tees y me aburro, estaba jugando a explorar.
- ¿No tienes calor? Aquí pega el lorenzo de cuidado.
- ¿Quieres un poco de agua? Tengo en el coche, no está muy fría pero te aliviara el calor. Espera que ahora te la subo.
A los dos minutos, volví con mi botella de agua que la tenía lejos, ya que aparco en la puerta del instituto para ver a las chavalas.
- Toma Jesús. Lo prometido es deuda. Uis, pero estás muy alto, no te puedes agachar un poco... es que no llego.
- Bueno, no te preocupes, te lo dejo aquí a tus pies y cuando tengas sed, bebes. Yo me tengo que ir ya, que el jefe está al caer y como me vea de picos pardos me grita.
- Mañana volveré, por si necesitas algo más. ¡Adiós Jesús!
¡¡Mágnifico relato, que prosa, que figuras poéticas tan bien llevadas!!
ResponderEliminarLo tiene todo, acción, romanticismo, alegorias, sexo, un final abierto...
Escupo en la tumba de Shakespeare y bailo sobre la de Cervantes, ¡y vosotros os haceis llamar escritores! ¡Escribanos sin más!
Rendid pleitesia al más grande, al único y al primero. Nobel, Planeta, Pulitzer,...dejad de buscar al mejor pués lo hemos encontrado.
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
ResponderEliminarGracias gracias, me sonrojais...
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