Quizás lo más importante de ayer no fue que apabullara al contrario a los dardos con mi juego de medio lado,
quizás no fuera lo más importante que jugara en el quinteto titular por la ausencia de Mister X,
quizás no fuera importante que estrenaramos camiseta del equipo,
quizás no fuera importante que lo bañamos todo en champán,
lo verdaderamente importante de ayer fue que al ser la camiseta nueva amarilla, nuestra querida capitana se dio cuenta de que sus bragas también eran amarillas e iban a juego, y me las enseñó. Aún recuerdo lo bonitas que eran, lo que realzaban su figura, lo que me gustaron.
Pero no solo eso pasó, sino que por fin tuve una compañera en la partida de parejas, mi capitana, y que al ganar nuestro punto nos fundimos en grandes abrazos, dando saltos de emoción, frotándonos...
Hoy puedo decir que me he enamorado
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