LO BARATO... SALE CARO

Orgulloso en julio mostraba yo mis nuevas zapatillas UDOK, de diseño moderno y a muy bajo precio, alegando que eran una verdadera ganga. No sé si era para aparentar que sabía comprar en grandes centros comerciales, fueron compradas en el Merkal de Plaza, o para qué, pero las llevé día y noche, desde su bautizo de fuego en Teruel hasta que un día me di cuenta que tenía sendos agujeros en las suelas y que cuando llovía se me mojaba el pie, a los tres meses de habérmelas comprado.

Pensé yo para mis adentros que se debían haber roto por caminar sobre piedras con ellas, así que, como un tonto con un lápiz, volví al mismo Merkal en el mismo Plaza. Y volví a repetir la operación, la misma marca UDOK, el mismo color, el mismo diseño juvenil que a mi me gusta, y los mismos 20€ que me gasté. Otra vez orgulloso de mi mismo, me permití el lujo incluso de pagar con tarjeta de crédito. Volví a salir a la calle y a enseñarlas a todo el mundo, pero esta vez, sólo me las ponía para ir bonito o en su defecto cómodo.

Dolorosa realidad la mía, al descubrir esta tarde andando por la calle que tras tres meses se me estaba volviendo a mojar el pie, empezando con una ligera humedad y terminando con el pie más arrugado que una pasa.

Herido en mi orgullo y aceptando que me he vuelto a equivocar, volveré a ir a Kaymo, esperando la reprimenda de la dependienta por haberme dejado llevar por el consumismo de los grandes centros comerciales, y me compraré unas zapatillas de 50€, pero que por lo menos me duren un año.

Y recordad amigos, nadie da duros a cuatro pesetas