Hace cuarente y tres días que emprendí la difícil tarea de dejar de fumar. Muchas veces lo he intentado, pero esta vez es distinta, porque esta vez me lo he tomado en serio. No me he vanagloriado públicamente de mi fuerza de voluntad, y como habreis comprobado, incluso ni lo he publicado en este mi cuaderno de bitácora.
He pasado duros momentos al lado de todos los viciosos de la ciudad, me he convertido en un fumador pasivo, y he emprendido la dura tarea de ser el prócer de la liga antitabaco. Sé que aun me quedan duros momentos para que esta cruzada tenga éxito, pero lucharé hasta conseguirlo.
Pues hoy, mientras estaba en el único lugar donde me siento libre de tentaciones, o sea mi casa, ha aparecido mi madre con una bolsa llena de tabaco de la boda de mi hermano, por si quería fumar. ¿No tuvo tiempo durante los once meses que han pasado desde la boda de dármelo?
Con gran dolor de corazón. le he contestado...
-Madre, ya no fumo
Y con gran sorpresa me ha contestado...
-Ah, ¿pero qué fumabas?
Llevo fumando desde los 14 años... más de la mitad de mi vida.
No me extraña que a veces a la gente le entren ganas de poner bombas... Dentro vídeo
Pobre javier...
ResponderEliminarPobre Laura...
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