En la cosmopolita ciudad de Valladolid, como todos los dieciocho de Agosto, se conmemora la toma de la ciudad por parte de las tropas sublevadas a los republicanos. En aquel triste día de 1937, cientos de defensores de la ciudad fueron pasados a cuchillo por parte de los nacionales, las mujeres violadas y los niños y ancianos fueron a dar un paseo terminando con una bala en la nuca.
Pese a tanta brutalidad y a que las muertes eran de hermanos, primos, o padres de los vencedores, todos los años se celebra ese día como una gran fecha. Se ha hecho festivo en toda la ciudad y se celebra con guateques en todos los parques de la ciudad donde tanta gente cayó en su defensa. Los adolescentes beben vino en representación de la sangre derramada, los mayores comen chuletas en representación de toda la cuerpos que se pudrieron en las puertas de la ciudad, y en ese entorno, los niños juegan sin saber que celebran.
Pese a ver leyes de desmemoria histórica, se sigue sin acabar con esta macabra fiesta. Unas pocas voces se levantan para acallar a las masas, pero estas contestan con que hace mucho tiempo que pasó o que es una tradición. Valiente tradición
Lamentablemente esto no pasa en Valladolid, pasa en Zaragoza.
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