lunes, 8 de junio de 2009

JAVIER LONGANIZA Y VINO. PARTE V


-Hola Jesús. Supongo que estarás enfadado conmigo porque igual que te encontré te he olvidado. Pero hoy vuelvo con gran dolor de corazón. Y me dirás... Javier, siempre acudes cuando tienes problemas pero cuando te van las cosas bien pisoteas mi nombre. Pero no es a mi a quien le van mal las cosas. ¿No me vas a hablar? Un compañero mío, aquel con el que he pasado tantas penas en Andorra, aquel con el que he pasado tantas penas en el azud, aquel con el que he pasado tantas penas en todas las obras que he tenido está pasando un mal momento.

Sólo te pido que lo guíes para que encuentre el buen camino y no se hunda como tantos otros nos hemos hundido en las oscuras tinieblas de la mediocridad. Dale la mano a él, insúflale esa luz que a tantos nos negaste y que vuelva a sentir la alegría de vivir.

Y yo me marcho ya, castígame si quieres por señalarte con el dedo, pero recuerda que no es santo el que no cae, sino el que se levanta, así que no urgues en heridas pasadas.

Adiós Jesús, espero noticias tuyas

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