CURSO DEL 63 - DESDE MI PÚLPITO

Ayer mientras cenaba, estuve viendo este... programa sobre la vida de 20 chavales sometidos a las normas y disciplinas del año 1963. Nada más terminar el programa, en mi boca quedaron dos sabores bien distintos, uno de miedo y otro de satisfacción.

Cuando uno empieza a ver el reality, se da cuenta de que juventud nos va a representar en los próximos años. Juventud de lenguaje mediocre, limitado y soez, con unos conocimientos ínfimos de cualquier materia y cuya mayor preocupación es que no se les van a acercar los chicos porque llevan bragas de vieja. Tienen todos una actitud chulesca hacia cualquier compañero, y lo que es peor, hacia sus profesores. Eso si, en que sienten la más mínima presión, en que se sienten sometidos a cualquier tipo de norma, rompen a llorar como auténticas nenazas.

Lo que esta juventud necesita es RESPETO Y DISCIPLINA.

Respeto, para tratar a los mayores de usted, para no mandarlos a la mierda como hacen ellos. Porque señores, llamar tío a un director de un colegio sí que es faltar al respeto. Contestarle repetidamente a un profesor, es faltar al respeto. Pero la juventud no lo entiende, han hecho siempre lo que han querido y necesitan que se les impongan unas normas.

Disciplina, porque en esta vida hay unas normas y hay que cumplirlas aunque no las entiendas, porque si alguien te dice que no puedes llevar piercings en un colegio, te jodes y te los quitas, sin tener que llorar como si se acabara el mundo. Si os dicen que a las 12 a dormir, os acostáis, y luego no os vengáis quejando de que os hacen trabajar de noche. Dos ostias os daría yo si fuera el director de ese colegio. Como bien os decían vuestros profesores, las lágrimas son para cosas más importantes que cuando os hacen repetir la tabla de multiplicar en público.

Así que ahora entenderéis los gustos que me quedaron después de ver el programa, un gusto de miedo porque lo que viene no tiene beneficio alguno, y un gusto de satisfacción al verlos llorar como niños de cinco años.

Queridos hermanos, atémonos los machos porque con esta jauría de chavales no vamos a cobrar la jubilación ninguno