Llamé con ilusión, esperando revivir aquellos momentos que habíamos pasado juntos, y me dijo que tenía cena familiar. A mi, en realidad, no me importa cenar con sus primos y sus hermanos, pero parece que a ella le asusta un poco el tema de "mostrarme" en público. Sé que no soy el mejor cuñado que puede tener una familia pero hago lo que puedo.
Pese a todos sus reparos, salí rápidamente de casa porque podíamos pasar una hora juntos, riéndonos, contándonos nuestros secretos... Allí estaba ella, radiante, sonriente, guapísima y exuberante. Dos cervezas compartimos, una hora juntos, no era mucho pero para mi eso bastaba, una hora de eterna felicidad y extasis, una hora en el paraíso con la persona que más quiero.
El reloj marcó las ocho, ella se tenía que ir, y yo como buen pagafantas, la acompañé mintiéndole diciendo que justo donde cenaba me iba de paso. Anduve metros y metros fuera de mi ruta solo por estar a su lado sin saber que haría luego, hasta que llegamos al Corte Inglés. Casualmente conmigo siempre va a bares cutres porque dice que me pegan más pero cuando va con otra gente va a sitios de alto copete, también llamados de postín. Una vez allí, me dijo que no podía seguir acompañándola, que debía desaparecer de su lado porque por allí le conocía la gente y nos podían ver juntos. No me importó, le di un beso y me perdí entre las frías calles de la ciudad, recordando sus últimas palabras...
"ya te llamaré si eso"
NOTAS DEL AUTOR:
- Esta historia está basada en hechos reales
- He omitido los nombres para que los protagonistas permanezcan en el anonimato
- El autor se ha permitido alguna licencia literaria para adornar la historia
- Yo no soy el protagonista
Restaurantes de alto copete??
ResponderEliminarPero de dónde te sacas esas cosas???
Eso se llama tener un vocabulario amplio, pero si solo te has quedado con lo de alto copete es que no has visto el fondo de la historia
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